Las categorías de individuo, persona, sujeto y yo, que con distintos matices expresan la idea de un núcleo íntimo, identitario e inaccesible, tienen una larga y compleja historia. Por mucho tiempo fue dominante la convicción, tanto entre los historiadores de la cultura, como de la antropología filosófica y la filosofía política, de que estas nociones no vieron la luz antes de la Modernidad. Desde los años ‘70, sin embargo, la idea de un individuo plenamente autoformado en el Renacimiento se fue revelando como una construcción de la historiografía decimonónica. Se cuestionó, asimismo, la visión del Medioevo pleno y tardío como refractario a prácticas individuatorias y ha llegado a sostenerse que el sujeto moderno es una invención medieval. A los estudios sobre nociones clásicas como individuación o persona se suman otros sobre fenómenos emergentes a partir del siglo XII como la espiritualidad interiorista, las incipientes prácticas autobiográficas, las ideas de autor y autoría en la literatura y la noción de sujeto en la filosofía